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El poeta enamorado de la muerte

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


DE CULTURA Y MÁS…

Por Alejandro Capistrán

Aún recuerdo el verano del 2004, en una clase de español en secundaria, hojeando mi libro de texto, descubrí al poeta que marcaría mis inicios como escritor… !Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía! Esta frase retumbaba en mi cabeza con tal vehemencia que al mismo tiempo hacía eco dentro de mi pecho…

X
Los invisibles átomos del aire
En derredor palpitan y se inflaman;
El cielo se deshace en rayos de oro;
La tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonía
Rumor de besos y batir de alas;
Mis párpados se cierran…¿Qué sucede?
¿Dime?… ¡Silencio!… ¡Es el amor que pasa!

     Nada más y nada menos que escrito por Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta enamorado de la muerte… uno de los poetas más propensos a sentir el amor en sus formas menos imaginables para el hombre, de los más agobiados que han pisado este planeta, uno de los poetas más románticos y soñadores viviendo una existencia llena de sinsabores… Esto no es una biografía, pero sólo quiero resaltar aquella sencillez, la pureza y la genialidad de una de las mentes más brillantes y de corazón totalmente apasionado. Pero como la gran mayoría de los poetas, tuvo que pagar el precio de su sentir, pues cuando se es poeta, debemos pagar un precio muy alto, ya que muchas veces lo pagamos con la soledad, la depreción y la muerte, además, estamos tan acostumbrados a soñar miles de fantasías mientras estamos despiertos y del choque de la realidad y de la irrealidad, proviene la nostalgia y la melancolía… Pero Bécquer, a pesar de su inmenso sufrimiento y de la tristeza que lo agobiaba, supo desempeñar a la perfección este privilegio, y es que fue tan criticado por su sencillez en la poesía… Aquí una muestra:

“¿Qué es poesía? Me dices mientras clavas/ en mi pupila tu pupila azul/ ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?/ Poesía… eres tú.”
   No cabe duda que nosotros los poetas, vemos la verdadera realidad a través del corazón sin dejarnos influir por esta falsa dimensión, y es que en ocasiones somos extremadamente empáticos con el mundo entero, que sufrimos hasta el dolor del último mártir sobre la tierra. Aclaro, no estoy diciendo que cada segundo del día nos debemos sentir así, ya que el ser humano se caracteriza por ser volátil en cuanto a sentimientos se refiere.
El ser poeta, puede ser mal visto por algunas personas, y es que nos tachan de soñadores y que nunca vamos a llegar a ningún lado por lo mismo; nos tachan de depresivos, cuando son ellos los que provocan nuestra tristeza.
Debo decir que en estos momentos no estoy triste, pero es algo que afortunadamente, tarde o temprano nos hace madurar.
   Muchas veces traté de renunciar a éste privilegio, pero me he dado cuenta que con esto puedo hablar lo que siento y lo que pienso, como lo hizo Bécquer, uno de mis poetas favoritos. En su tiempo no fue muy reconocido, por ello mismo que en aquel entonces, discriminaban mucho a los poetas, escritores y novelistas. Personas resentidas, enamoradas, con frustraciones y delirios provocados por las injusticias humanas. Personas que al morir nos han dejado la mayor herencia, cultura, literatura y poesía.
El mismo Bécquer lo dijo y así empecé a redactar esta columna: “Podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía.”
Ese es nuestro legado.

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