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Rodolfo Torre Cantú sus últimas horas…

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


Por : | Francisco Cuéllar Cardona

El 28 de junio del 2010, a una semana de las elecciones, Rodolfo Torre Cantú, candidato del PRI a la gubernatura fue asesinado junto con el diputado local Enrique Blackmore y tres escoltas por un grupo de sicarios. El hecho conmovió a Tamaulipas y a México y exhibió la crueldad de la violencia que se vivía ya desde entonces en el país. La presente crónica da cuenta de cómo fueron sus últimas horas de acuerdo a testimonios de amigos y testigos que estuvieron cerca antes y durante del multihomcidio.


Cuando Rodolfo estaba marcando el número del teléfono de Ernesto «Neto» Robinson para felicitarlo por su cumpleaños, ocurrió el impacto sobre la camioneta en que viajaba junto con Enrique Blackmore, Enrique de la Garza y Alejandro Martínez, El Bolillo. 


El celular cayó de sus manos, hubo confusión, y una voz del exterior le ordenó ¡Bájese!.


-«Esto es una confusión. Déjenme arreglarlo», dijo el candidato a gobernador.


Bajó de la camioneta, todos lo hicieron al mismo tiempo. Cuando Rodolfo se identifica, el hombre que le había ordenado bajarse, respondió con un «ya sé».


Todos fueron tirados al suelo y vino la ejecución. Ahí se acabó la vida y terminó el sueño acariciado por años por Rodolfo y muchos tamaulipecos. Sobre el asfalto quedaron sin vida Rodolfo Torre, Enrique Blackmore y los escoltas Luis Gerardo Zubiate, Rubén López Zuñiga y Francisco López Catache. Sobrevivieron al ataque Alejandro Martínez, Enrique de la Garza y un escolta.


La acción fue quirúrgica, cronometrada; bastaron menos de dos minutos para consumar la ejecución.
«Los alcanzan, los cierran, los bajan, los tiran al suelo, los ejecutan, y se van». Así fue, recuerda uno de los peritos de la PGR que participó en el levantamiento de las evidencias en el lugar de los hechos.


«Lo hicieron perfectamente bien. Sabían exactamente qué hacer: cómo cuándo y dónde; todo estuvo calculado; no dejaron sobrevivientes por error: Iban por el candidato».


9 años después del crimen, todo sigue igual, el expediente ha pasado de mano en mano en la Procuraduría General de la República (ahora FGR). Estuvo en manos de la Fiscalía designada para el caso, después pasó a Averiguaciones Previas, la turnaron a la ex SIEDO, y al parecer está guardado en la oficina de la Coordinación de Asesores de la Procuraduría. No hay detenidos, no hay indiciados, a pesar de que fueron llamados a declarar más de 300 personas, entre ellos los ex gobernadores Eugenio Hernández, Egidio Torre, su esposa Beba, todo su comité de campaña, candidatos opositores, líderes de partidos y hasta un jefe de alto nivel del crimen organizado.


Las declaraciones de todos quedaron registradas en 11 tomos de mil fojas cada uno. 


Se han tejido historias de todo tipo sobre los posibles autores del crimen, pero todas son falsas, revela uno de los fiscales de la ex PGR entrevistados para este reportaje. 

Las últimas horas

El 28 de junio del 2010, Rodolfo Torre Cantú, tenía en su agenda dos cierres de campaña: En Valle Hermoso a las 5 de la tarde, y en Matamoros a las 8 de la noche. Todos tenían asignadas tareas para esos dos eventos y para el mega-cierre que sería en ciudad Victoria el 30 de junio.


El estado de ánimo de Rodolfo Torre Cantú era contagioso: Sonreía, animaba y motivaba a todos; estaba seguro del triunfo, pero quería ganar todo: alcaldías y diputaciones, «mi negrito, ya estamos cerquita de la victoria, tenemos que llevarnos el carro completo», le dijo a Ricardo Gamundi, entonces líder del PRI, el domingo 27, después de presentar en el Polyforum Victoria «sus compromisos por Tamaulipas».


Futbolero de corazón, después de salir del Polyforum, Rodolfo invitó a toda la estructura priista de Victoria al Centro Cívico a ver el partido México-Argentina en el Mundial de Sudáfrica. A pesar de la derrota de 3-1, el candidato no perdió su buen humor y se alistó con todas las figuras del priismo estatal al cierre de campaña de Altamira y Tampico ese domingo. La elección en el puerto era lo único que le quitaba el sueño. Magda Peraza se había ido al PAN después de que se dijo maltratada por el priismo y las encuestas la colocaban por encima de Miguel Manzur, candidato priista que no era bien visto por el priismo, pero los intereses de los grupos en Victoria y en el sur, lo respaldaban. Por eso, Rodolfo llegó con toda la plana mayor del priismo tamaulipeco para arropar a Manzur que a la postre perdió la elección a manos de Magda Peraza.


El cierre de Tampico y Madero se hizo en el Estadio Tamaulipas. Hubo desorganización, el lugar no se llenó; los errores de los equipos de campaña de Tampico y Madero no cumplieron las expectativas, lo que obligó a Rodolfo ordenar a Jaime Rodríguez y al potosino Salomón Rosas, enlaces en el puerto a que regresaran el lunes 28 de junio a corregir las fallas. 


Ya en la noche del domingo, después del amargo cierre en Tampico regresó a Victoria. En el avión lo acompañó Enrique Gamundi, Enrique Blackmore, Manuel Muñoz Cano, Beba su esposa, El Bolillo, Ramiro Hernández delegado del CEN. El tema en el avión fue el cierre de Tampico. Durante el vuelo se revisó la agenda del día siguiente: los cierres en Valle Hermoso y Matamoros, y la conferencia de prensa de los lunes, en donde Ricardo Gamundi informaría dos cosas: El resultado de la última encuesta que colocaba a Rodolfo Torre con 68 puntos, y al candidato del PAN José Julián Sacramento con 12 puntos. Era el candidato a gobernador de todos los que competían en el país, con el porcentaje más alto. Sería una elección ejemplar. El otro tema era anunciar que se iba por el «carro completo».


Después de resolver los encargos, el lunes por la mañana, Gamundi, Manuel Muñoz, Edgardo Mehlem, Lupita Flores, Ramiro Hernández, Rodolfo les dijo: «los espero en la frontera para el cierre». 


En la casa de Rodolfo todavía se trabajó después de regresar de Tampico hasta muy noche. Se acordó que por la mañana, volarían en el avión a Valle Hermoso, el candidato, Beba su esposa, Enrique Blackmore y Alejandro Martinez, El Bolillo, y Enrique de la Garza Montoto, nadie más. Quique De la Garza, fue incluido de último momento al cierre de Valle Hermoso y Matamoros, «Háblale a mi cuñado Quique y dile que nos acompañe al cierre», le ordenó Rodolfo al Bolillo. 


Muy temprano, el lunes 28 de junio, en casa, como era su costumbre, Rodolfo, almorzaba con la familia o con algún invitado especial. Era un hombre de hogar, que disfrutaba a sus hijos y su esposa. A pesar de sus múltiples compromisos, nunca permitió quitarle tiempo a su familia. Jamás durmió fuera de casa. Si lo sorprendía la noche en un evento, a esa hora tomaba el camino a casa, así estuviera en Laredo o Madero, siempre llegaba a dormir a casa. 


Esa mañana alrededor de las 7:30 horas desayunó con un amigo personal a quien tenía años de ver. Jugo, café y quesadillas de Las Tres Marías ordenó traer para comer con el amigo. El Bolillo, inseparable, fiel a todo, fue, como todos los días, y todas la horas el primero en llegar, después lo hizo Quique de la Garza y Enrique Blackmore. Los escoltas ahí estaban siempre. 


Pasaban de las 9:30, y empezó la movilización para el traslado al aeropuerto. A las 10:00 todos estaban a bordo, cuando se despedía de Beba y se enfilaba al camioneta, recordó que no le había dado el beso de despedida a Rodolfito su hijo que se había dormido tarde la noche anterior. Regresó, le dio un beso y salió.


Beba, Paulina, Mariana y Rodolfito los alcanzarían en otro avión en Matamoros.


-«No falta nada. ¡vámonos!», expresó Rodolfo. Las camionetas en marcha enfilaron hacia el libramiento. Una cámara de la procuraduría de Justicia alcanzó a registrar el paso de las camionetas del candidato, y de un auto ajeno Pointer rojo que ya iba atrás del convoy y del que nunca se percataron que los seguía. En el interior de su camioneta empezó a revisar los pendientes. Era una costumbre de Rodolfo marcar por teléfono a los amigos y conocidos que cumplían años. La primera fue la mamá de Enrique Blackmore que justo el 28 de junio cumplía años. Blackmore le pasó la llamada y Rodolfo le mando un abrazo y un beso. Fue muy emotivo el saludo. 
-¿Quien más cumple?, preguntó Rodolfo.


El doctor Alejandro González, también recibió en ese momento la llamada del candidato para dejarle un abrazo. Al dejar el libramiento y enfilar al aeropuerto, ya sobre la carretera a Soto la Marina, nadie se percató que a corta distancia, los seguían muy de cerca el pointer rojo, una camioneta Van y una suburban verde. 


Cuando Rodolfo marcaba el número telefónico de «Neto» Robinson para felicitarlo por su cumple, se produjo el impacto contra la camioneta. Todo fue en fracción de segundos. Apenas un escueto intercambio de palabras y la vida de acabó para Rodolfo Torre, Enrique Blackmore, y los tres escoltas. La pesadilla, el dolor, la indignación, apenas empezaba para Tamaulipas.

Del proyecto a la tragedia….

Los primeros días de octubre del 2009, Rodolfo Torre, empezó a recibir señales claras de que él sería el candidato del PRI a la guberntura en el 2010. Así las entendió y fiel a sus principios y a su discreción se guardó esas señales.


-«No lo comentes ni con Beba, tu esposa. Porque si esto trasciende, no habrá más encuentros, ni charlas, ni consejos. Y puede que la decisión se cambie y se vaya en otra dirección», le advirtió un alto funcionario y confidente del gobernador Eugenio Hernández.


-«No te preocupes, la discreción y toda la lealtad va para el gobernador. Yo hago lo que me digan», fue la respuesta y compromiso de Rodolfo en ese momento.


Rodolfo Torre, daba la impresión que era un hombre ordinario, que no tenía alcances ni proyectos a futuro, fuera de lo que era la gubernatura; pero una mañana, ya en el proceso de construcción de lo que era su virtual candidatura, sorprendió con una confesión al funcionario confidente enviado de Eugenio con quien sostuvo largas conversaciones diarias.


-«Tamaulipas debe sonar fuerte en México. ¿Cómo?. Y así lo explicaba:


.»Necesitamos nuestro Atlacomulco Tamaulipeco para trascender políticamente en el Estado y en el escenario nacional. Hay que ir formando cuadros políticos jóvenes para construir proyectos y seguir en el poder. El líder de es grupo puede ser Eugenio, a quien primero, hay que proyectar como senador. Que se acaben los grupos regionales y que surja uno grande, donde estén ex gobernadores, ex senadores, ex alcaldes, ex líderes del partido. No es una locura; se puede lograr. Emilio Portes Gil lo hizo, otros grupos políticos de otros estados lo han hecho y han trascendido y escalado pociones de poder nacional», decía. 


«Era una visión muy chingona, pero es muy difícil que prospere», expresó Eugenio cuando conoció las ideas de Rodolfo.


La candidatura de Rodolfo nunca estuvo en duda. Eugenio, algunas veces mandaba señales de distracción, pero Rodolfo era el más popular, el mejor posicionado, el que entendía las tareas del Estado en ese momento, por eso el gobernador le hizo los encargos y las tareas más importantes con los líderes políticos nacionales en ese momento.  


El primer círculo de Eugenio, que aceptó hablar para este reportaje, coinciden que solo una cosa le preocupaba al gobernador de Rodolfo: «era demasiado bueno; a nadie le decía que no; con nadie se peleaba, y en política, eso a la larga es malo. Aquí tienes que tener algo de maldad; ser cabrón. Rodolfo tiene todo, pero eso no se le da, pero esa es su naturaleza, y con el tiempo y el poder, se volverá cabrón».

El dolor, el drama y la unción de Egidio

Del radio Matra, cuya frecuencia compartían todos los integrantes de la campaña, hasta el gobernador Eugenio y todos los primeros mandos de los cuerpos de seguridad, escapó una primera alerta:
-«Hay un altercado de los escoltas del candidato con desconocidos».


En segundos, de la misma frecuencia del Matra volvió a escucharse:
-¡Atentan contra el candidato!. ¡Atentan contra el candidato!».
Todas la llamadas apuntaban hacia palacio de gobierno con Eugenio Hernández que acababa de llegar de los honores a la bandera celebrado en la secretaria de Turismo. Una moda que se impuso en los últimos tres años de su sexenio.


Ricardo Gamundi, que estaba en Los Ebanos, donde había citado a los medios para dar su conferencia de los lunes. Llamó al teléfono de Enrique Blackmore, pero ya no contestó: estaba sin vida. Marcó al «Bolillo», y este contestó balbuceante:


-«Lic. los mataron a todos. Me estoy muriendo. Sálveme Lic. !Ayuda!, !ayuda!». El líder del PRI llamó al gobernador para confirmar la mala noticia. 


Manuel Muñoz Cano, coordinador de la campaña, con problemas de insuficiencia renal, se dializaba en el Hospital General. Justo cuando lo desconectaban de la maquina dializadora, recibe la llamada del atentado. Se enfila a casa de gobierno e instruye a Herminio Garza, director jurídico de la campaña a que se vaya al lugar de los hechos. En tercer piso de palacio todos corrían. En el trayecto hacía la esquina del poder el Mayor Espinosa, jefe de seguridad del gobernador gritaba alarmado: ¡candidato muerto!, ¡candidato asesinado!.
En la oficina del gobernador, antes que llegaron todos, Eugenio estaba de espaldas a su escritorio, con la mirada perdida en dirección a la ventana. Estaba en schok, sin palabras.


La primera llamada que contestó en su teléfono después de la noticia de la muerte del candidato fue del presidente Felipe Calderón. Tras recibir el pésame del presidente, este le ordenó tajante:
-«Hay que suspender las elecciones. No puede haber elecciones así».


La reacción de Eugenio fue atropellada pero sin una respuesta afirmativa.
-«Vamos a ver primero a la familia a darle el pésame. Yo no puedo pensar ahorita en suspender elecciones», le dijo Eugeno a Calderón.


En el despacho del gobernador, ya estaba Mario Ruiz Pachuca, Toño Martínez, Morelos Canseco, Ricardo Gamundi, Jaime Rodríguez, Coché, su secretario particular. La crisis estaba en su nivel máximo.
-¡Vámonos de aquí!, ¡Vámonos a Casa de Gobierno!, la prensa ahorita nos va a tumbar la puerta. Vámonos rápido!. Fue la recomendación y así salieron en tropel todos rumbo a Casa de Gobierno. En el trayecto, Eugenio, dice:
-«Esperen, quiero ir a ver a Beba para darle el pésame».
Afuera en casa de Rodolfo, esperaba José Manuel Assad y Paty su esposa. Adriana ya se había incorporado al grupo. También Manuel Muñoz llegó. Fueron 10 minutos de abrazos y lágrimas. Al salir, Eugenio volvió a cambiar el trayecto del viaje.


-«Ahora quiero ir a darle el pésame al doctor Egidio y a Egidio». 
Solo se fue con Coché, pero antes, ordenó que todos se fueron a casa de gobierno, y con un encargo principal: 
«Vean el tema de la sustitución». A Eugenio le sacudían la cabeza las palabras de Calderón: La cancelación de las elecciones, y el candidato sustituto.


En el camino a la casa del doctor Egidio, en su Black Berry, Eugenio recibe un mensaje de Mario Ruiz Pachuca:
«No pierdas de vista a Egidio. Es tu amigo, es tu brother; ha sido tu socio, y es hermano de Rodolfo. ¡Ah… y está elegible…jurídicamente está elegible!. Considéralo».


Eugenio, respondió con un: «¡Yeeeesssssssssssssssssssssss!» larguísimo. 
Cuando Eugenio estaba de acuerdo con algo, solía responder de esta manera.
Los otros nombres que se mencionaron en ese momento fueron: Oscar Almaraz, Manuel Muñoz Cano, Ramón Garza Barrios, El Guero Assad, pero no estaban elegibles, seguían en sus cargos, no habían pedido licencia y no podían ser considerados para el caso.


Es negativo que Eugenio haya ofrecido la gubernatura a Egidio, cuando fue dar el pésame a doctor Egidio, y al mismo Egidio, como se especula. Eso ocurrió después del homenaje de despedida de Rodolfo en el polyforum el 29 de junio, afirman.


A las 12:05 P.M, en el lugar de crimen, los cuerpos de Rodolfo, Blackmore y los escoltas fueron levantados y llevados para hacerles los servicios forenses. Con la temperatura arriba de los 34 grados, no podrían dejar mas tiempo los cuerpos, explicaron los peritos de la procuraduría de Justicia al grupo de peritos de la PGR que llegó al filo de las 12:30 al lugar. Alejandro Martínez, El Bolillo y Quique de la Garza ya estaban en el quirófano del Hospital General tratando los médicos de salvarles la vida.


-Tras el pésame a los «Egidios», Eugenio regresó a casa de Gobierno y lo primero que preguntó al grupo fue:
-¿Cómo van?. Se dirige a Morelos Canseco y le pregunta.
-Haber licenciado, ¿puede haber candidato sustituto?.
-«Sí. Perfectamente sí puede haber candidatos sustituto».
Eugenio se disponía a recibir al secretario general del PRI, Jesús Murillo Karam, y a los gobernadores priistas del país y a los líderes de los sectores que ya venían en camino a Tamaulipas.
En ese momento, el nombre de Egidio, vuelve aparecer en las conversación en un privado de la casa de Gobierno.


«Si Egidio no es, van a decir todos que tu lo mandaste matar, y en estos momentos no es irte por una decisión para poner a uno de los tuyos. Es una decisión de Estado. Si no pones a su hermano, te van acusar toda la vida de que tu lo mandaste matar. ¿si Quieres eso?. Entonces pon al que tu quieras». En eso estaban cuando Murillo Karam irrumpe en la oficina del gobernador.


-«Haber gobernador, la presidenta viene en camino (Beatriz Paredes), y vienen en camino todos los gobernadores. Quiero decirte gobernador que la decisión que tu tomes, será respaldada por todos».
Sobre la llamada de Calderón de suspender las elecciones, Murillo Karam, dijo a Eugenio.
-¡A chingar a su madre!, la decisión está en tus manos. Y me dice Beatriz que ella respetará toda lo que decidas, incluso quien sustituya a Rodolfo. 


Ya en la tarde, tras un encuentro con los todos los gobernadores y los sectores, se emitió un comunicado condenando el crimen y anunciando que el proceso electoral no se suspendería. Jorge Luis Navarro, presiente del IETAM, salió a anunciar el martes 29 que «¡Habría elecciones!».
Después de la reunión con los gobernadores, el tema «Egidio» volvió a salir. 


-«Estoy con el plan. No lo sabe Egidio, lo sigo valorando», volvió a repetir Eugenio.
La noche del lunes se hacia vieja y no había consenso sobre quien sería el orador en el homenaje a Rodolfo en el polyforum. Egidio se apuntó para hablar, pero había otros que estaban en desacuerdo, «Hay que cuidarlo, no se nos vaya a quebrar y lo necesitamos fuerte para lo que viene», decían. Al final, ya casi en la madrugada del 29 de junio, se acordó que sería Egidio quien hablara en el homenaje.

«El alma rota» de Egidio

En el polyforum, donde 24 horas antes, Rodolfo Torre Cantú en medio de aplausos y apoyos anuncio sus «compromisos con Tamaulipas», 24 horas después, regresó ahí, con Enrique Blackmore y tres escoltas, en un ataúd, en medio del dolor y lágrimas de cientos que no daban crédito aun de lo que estaba ocurriendo.
Ahí Egidio, estaba sin saberlo, aceptando tomar la bandera y la causa de su hermano.


-“Nos partieron el corazón, nos arrancaron el alma, y si Tamaulipas y México están agraviados, ¡imagínense cómo estamos nosotros!; si Tamaulipas y México tienen coraje, ¡imagínense como está su padre, Beba su esposa y sus hijos! ¡Imagínense como estoy yo; Rodolfo era mi hermano. Tengo el alma rota!”.
-«Lo hizo muy bien. Nos ayuda en la decisión», dijo Eugenio, al final del homenaje.

A las 7 de la noche, del 29 de junio del 2010, en la víspera de que el huracán Alex descargara toda su furia en ciudad Victoria y el centro del Estado, Eugenio citó a Egidio a casa de gobierno. En la antesala del salón Rosa estaba Rosa su hermana, Susana Hernández y más familia. Fueron 10 minutos lo que duró el encuentro. Egidio pidió tiempo para dar una respuesta y se fue. Al poco rato regreso con la respuesta de «sí acepto».

En eso momento, las palabras de Egidio quedaron para la historia:

-«Eugenio toda mi lealtad para ti. Toda la vida, toda mi lealtad será para tí».

Contra lo que se especuló, nunca hubo nada más con posibilidades de ser. Tampoco nadie, ningún actor político nacional abogó por nadie más. Egidio, siempre estuvo ahí, como Rodolfo, siempre de la decisión final.

La noticia se filtra a Joaquín López-Doriga y es bien recibida por todos los actores. 

Pegó el huracán Alex, devastó la ciudad, hubo elecciones y Egidio en vida y Rodolfo sin vida ganaron la guberantura con una votación histórica. La historia política de Tamaulipas empezó a cambiar hasta la fecha, donde el PRI no ha vuelto a tener un día sin llorar.

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