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“JUEVEZ Y VIERNEZ ZANTO”

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


OPTIMUS
Jorge Alberto Pérez González
www.optimusinformativo.com
optimusinformativo@gmail.com

LA VIDA ES CÍCLICA, LA DESVERGUENZA TAMBIÉN

A veces es necesario recurrir a la memoria para poder entender que no hay nada que se pueda hacer para mejorar con los años el mal aspecto de la inseguridad latente, persistente y por lo visto permanente.

El artículo que hoy les comparto fue escrito en el 2010, obedeció a la inquietante inseguridad vivida en el municipio de San Fernando durante los días de guardar, todos los habitantes lo recuerdan, fueron muchas las cartas recibidas en aquel entonces, donde nos daban cuenta de los hechos y pedían que alguien alzara la voz.

Entonces gobernaba el PRI tanto el estado como el municipio y al leer los correos recibidos, utilizamos la pluma para agitar los sentimientos, para dar consuelo a quienes pensaban en el éxodo y para que otros a la distancia se enteraran.

Los hipersensibles que hoy detentan el poder, piensan,-perdón-, creen que la mención de los sucesos en Reynosa obedece al interés de los colores partidistas, deberían de leer más, para poder entender que desde aquí, hacemos señalamientos a quienes se equivocan, a quienes se jactan y a quienes demuestran no estar preparados para el ejercicio de servir.

Y como recordar no es morir, regresemos el tiempo volviendo a leer este artículo:

San Fernando lloró de impotencia, por todos sus lados se vio la presencia del demonio de letra escarlata, sus vías tranquilas amanecieron con el chirrido de los neumáticos cuando toman las curvas a gran velocidad.

Las persecuciones se hicieron continuas, desde el amanecer hasta muy entrada la mañana, a algunos los alcanzaron, otros tuvieron tiempo para en la vorágine huir por donde se pudiera.

Eterna fue la espera al interior de la casa, pues nadie quería estar cerca de donde salían bolas de fuego, con tipos nerviosos que parecían no temer a nada ni a nadie y vecinos expectantes que ahogaban sus gritos para no incomodar a quienes acostumbran gritar.

El pueblo copado, entrar o salir no era bien visto por ellos, los dueños momentáneos del territorio ocupado, la señal muy clara, el objetivo, las fuerzas del orden.

Si estamos en guerra, ¿por qué no trasladan sus enfrentamientos a allá donde la declararon? Digamos…… Los Pinos.

¿Cuánto falta para que el ciudadano común comience a armarse para proteger a los suyos?

¿Y si son unos cuantos? ¡Por que no pueden con ellos!

¿Habrá contubernio?, no quiero ni pensarlo, pero resulta extraño que algunos fenezcan y otros florezcan, tal vez la sociedad no se ha percatado que en todo existen niveles y que así como la sociedad tiene estratos sociales, ellos, los malos, son malos, muy malos o extremadamente malos.

Y el resto somos buenos, muy buenos o extremadamente pendejos, para no poder entender de quien es la responsabilidad, pues olvidamos analizar los antecedentes y nos centramos en los resultados y las apariencias.

Si el gobierno federal decide enfrentar con rondines nos parece bien, si el gobierno estatal decide no emitir boletines informativos de ningún tipo sobre esta lucha, nos parece bien, si el gobierno federal gasta más en financiar esta guerra que en crear empleos, a nuestros diputados federales les parece bien.

Y cuando la noche llega, la pesadilla recurrente se vuelve presente y hasta defendemos la valentía del comandante supremo de las fuerzas armadas.

Sueños son los que tenemos ahora todos los que queremos que regrese la paz. Debe de haber muchas y mejores estrategias para enfrentar el flagelo del crimen organizado, pero como permanecemos callados o autocensurados, entonces allá, en donde se toman las decisiones no nos toman en serio, pues ellos piensan que somos cómplices.

O que estamos vendidos o que nos vale madre lo que sucede en las calles, de nada sirve justificar la omisión por miedo, porque cuando el temor se apodera del alma, entonces podemos morir, pues así, para que podemos servir.

Pero si alzamos la voz, todos juntos, tal vez alguno caiga, pero nunca podrán derribarnos a todos.

La responsabilidad profesional del comunicador, está íntimamente ligada con la sociedad, de nuestro actuar dependerá que ya no haya nunca más, “JUEVEZ Y VIERNEZ ZANTO”.

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