Empeñados en pelear una y otra vez, los hombres y mujeres se han dado a la tarea de significar en los calendarios el Día de la Mujer, los gobiernos les organizan fiestas, dicen apapacharlas, y hasta les ponen flores en exceso para que se sientan bien.
Apenas se termina la fiesta y los mismos gobiernos y la sociedad en general reanima la lucha, promueven la discriminación con un Instituto de la Mujer, con leyes que las protegen como si la Constitución no estipulara que tenemos los mismos derechos, y todavía más, hay quien se empeña en hacerle creer a la sociedad que de no ser por esos institutos y esas leyes este país fuera gobernado casi por puros hombres.
Actos de este tipo son, sin duda, una parte del pleito entre las mujeres y hombres, entre personajes a quienes no les cabe en la cabeza la idea de que la inteligencia no tiene género, de que una mujer vale más que un hombre o un hombre vale más que una mujer tan solo por sus actos y la inteligencia que muestran para desempeñarlos.
Cierto, según las estadísticas oficiales el hombre acapara en el país más del 70 por ciento de los puestos donde se toman decisiones, en el gobierno federal panista apenas el 15 por ciento de los Secretarios son mujeres, en el Congreso (donde se nota el cariño y el respeto de los partidos políticos a sus mujeres) solo el 23 por ciento son Senadoras y un 28 por ciento son Diputadas y le habló de todos los partidos del PRI, PAN, PRD, PT, Verde, PANAL, y Movimiento Ciudadano.
En el Poder Judicial de la Federación, ahí donde se ejerce justicia, solo dos mujeres son Magistradas contra nueve varones, y en los municipios la situación es peor todavía solo 5 de cada 100 personas que son directores generales o jefes resultan ser féminas, en Tamaulipas, se da el caso de que solo dos de 43 presidentes municipales son mujeres.
Los hechos dicen que definitivamente las mujeres no ejercen el poder formal, pero no resulta la situación por machismo o falta de capacidad, sino por el rol tradicional que se dieron en la sociedad mexicana y el cual va cambiando y en el mismo ritmo empoderándolas.
Vemos en Tamaulipas, por ejemplo, mujeres tan bien posicionadas políticamente como las aspirantes al Senado Maki Ortiz y Lupita Flores, y créalo, a ninguna de las dos les han regalado los puestos, han tenido que sacrificar muchas cosas, arriesgarse a otras, y jugar un papel más inteligente que muchos varones.
Ahora, los datos expuestos líneas arriba son del poder formal, en los hechos nadie puede dudar que hayamos tenido en Martha Sahagún una cuasi presidenta de México que le ordenaba, según las crónicas, a Vicente Fox que hacer durante el sexenio pasado, igual pasa y pasó en algunos gobiernos estatales, y muchos municipales, pero además, en cada familia hay una mujer que se encarga de tomar decisiones, de decidir como se ejerce el presupuesto, en que se gasta, cómo, y por qué.
No señoras y señores, reconocer a la mujer no es hacerle una fiesta al año, tampoco es postularlas para candidatas en sitios donde van a perder, en la casa no es regalarles una lavadora o una estufa para que trabajen, reconocerla es entender que la sociedad va evolucionando y mostrar apertura en ese proceso.
Están las empeñadas y empeñados en decir que la sociedad mexicana es machista, que los hombres son los que golpean y gobiernan a las mujeres, no hay mentira más grande, la realidad es que estamos criados en matriarcados, por mujeres que nos han hecho lo que somos, y que en su infinita sabiduría, cuando el trabajo era duro, entendieron que un hombre estaba más capacitado por su fuerza, y que también en esa infinita sabiduría que tienen quienes nos gobiernan en el hogar, ahora mismo exponen que las condiciones han cambiado y que ya no se necesita fuerza bruta para salir a trabajar y a ese ritmo se van incorporando las mujeres al mercado laboral y en los puestos de poder.
Tienen menos tiempo jugando este rol de trabajar de aportar dinero y recursos a las familias, incluso tienen menos tiempo eligiendo, en México apenas por los años 50 del siglo pasado se les dio el poder del voto, pero nadie puede negar que de esos años a la fecha se nota el cambio.
Hoy la mujer mexicana, la tamaulipeca, ya no es la misma, muestra más capacidad en publico, hoy mismo tienen posibilidad de ejercer el poder presidencial (y lo van a lograr ahora o después) así como van a lograr apoderarse de la todo lo que corresponda, lo harán como lo hacen los hombres en la competencia por los puestos de trabajo, con habilidad, inteligencia, apertura, porque le repito, la inteligencia no tiene sexo.
También, y para gozo de todos nosotros, es un hecho que la mujer ya no se conforma con estar en la casa, menos a base de puros besitos, sino que sale a la calle, y con más ganas de triunfar que nunca.
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