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La era Trump

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


INDICADOR POLÍTICO

8.- Fin de TCL, fin de salinismo

Carlos Ramírez

WASHINGTON, D.C.- En sus consecuencias más de fondo, las reformas al tratado de comercio libre que exigirá el gobierno de Trump a México serán el final histórico del modelo de desarrollo y proyecto de nación definido por Carlos Salinas de Gortari en el periodo 1980-1994.

Así, la ideología económica neoliberal, el modelo de producción basado en la globalización y el papel central del mercado en el funcionamiento de la economía habrán terminado su ciclo histórico. Lo malo, sin embargo, es que las élites gobernantes y los funcionarios del sistema económico carecen de iniciativas para construir un modelo alternativo al salinista neoliberal.

El neoliberalismo salinista superó el conflicto en las élites provocado por el asesinato de Luis Donaldo Colosio, quedó al margen del diferendo de Ernesto Zedillo con Salinas, se acomodó a la alternancia panista con secretarios de Hacienda salidos del grupo neoliberal salinista del Banco de México y encontró proyección en las reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto con el apoyo del PAN y del PRD como oposición colaboracionista,

El problema con el neoliberalismo salinista atado al cuello del TCL –siglas por su traducción al español– radicó en la certeza de las reformas necesarias para reorganizar el sistema productivo en función a una globalización agotada en la mera apertura comercial, pero con resultados mediocres en sus cifras sociales: apenas un PIB de 2.2% de promedio anual en el largo ciclo 1994-2016 y disminución de la participación mexicana en la economía internacional.

El neoliberalismo salinista tuvo sus fases: reorganización de la política económica en 1980-1988 para ajustarla a las exigencias del Fondo Monetario Internacional de controlar la inflación por el lado de la demanda y para realizar la primera etapa de las reformas estructurales exigidas por el Banco Mundial; apertura comercial total en 1989-1993 para que su efecto reorganizara por la competencia la producción nacional, a pesar de la quiebra de miles de empresas; y subordinación desde 1994 de la economía mexicana a las necesidades de la economía estadunidense.

El saldo en cifras fue impresionante: el comercio exterior se multiplicó por diez y la inversión extranjera directa llegó a promedios anuales sobresalientes. Pero en contraposición, el saldo social está a la vista: según cifras de Coneval, sólo el 20% de los mexicanos vive sin pobreza ni marginación, el desempleo y el subempleo afecta a casi la mitad de la mano de obra y el 50% de las familias sobrevive en condiciones de pobreza.

Del otro lado, la concentración de la riqueza es extrema: el 10% de los más ricos tiene casi el 40% de la riqueza. En los más de veinte años de vigencia del tratado comercial, esta distribución del ingreso no se ha modificado, lo cual quiere decir que el tratado careció de un proyecto social de distribución de los beneficios.

En este sentido, la revisión del tratado para encontrar caminos de mejores beneficios para las mayorías ha estado presente desde el comienzo, pero Salinas de Gortari decidió la firma sin atender esos pasivos y sólo por el afán de la trascendencia histórica. Hoy que el gobierno de Trump está decidido prácticamente a desmantelar el tratado para conseguir más beneficios para la economía estadunidense, México carece de opciones y está esperanzado a que esos cambios no modifiquen el modelo de exportaciones.

Pero el tratado como lo concibió Salinas está liquidado porque Trump viene por el modelo aislacionista, proteccionista y de mercado interno.

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Política para dummies: La política es la especial habilidad para moverse en escenarios futuros porque a toro pasado ni los toreros.

Sólo para sus ojos:
Las organizaciones de migrantes con miembros con estatus migratorio legal carecen de organización para realizar labores de lobby en las estructuras del congreso, a pesar de que varios hispanos han llegado a posiciones de poder.

Y los hispanos que se encuentran en situación ilegal por carecer de papeles para trabajar no parecen dispuestos a salir a dar la cara por temor a ser detectados y deportados. Más aún, quisieran que hubiera menos ruido mediático sobre su condición para evitar que sean puestos como un problema grave.

La capacidad consular del gobierno mexicano se agota sólo en la vigilancia para que sean respetados sus derechos humanos. En todos estos años de Obama, con todo y deportaciones, México nunca quiso meter una cláusula de trabajadores legales en el tratado.

indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh

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