Lo hemos consignado en muchas ocasiones aquí, nosotros no tenemos la culpa de que la inteligencia no se venda en las farmacias, regularmente en este espacio resaltamos los errores, señalamos las inconsistencias y desde luego, nos pitorreamos de aquellos que no nacieron para el servicio publico, pero ahí están, por recomendación de alguien, sin capacidad comprobada y desde luego con ambición, mucha y desbordada ambición.
En estas épocas electorales, estamos definitivamente acosados por las cadenas de correos electrónicos que buscan no orientar la opinión pública, sino definir con intenciones partidistas lo que los creadores de este tipo de promoción política consideran como su verdad absoluta.
Para ellos mentir resulta fácil, pues no hay posibilidad de tipificar un delito cuando este se consigna en correspondencia privada, por ello no publican en medios de prestigio su versión, asaltan tan solo la bandeja de entrada, sabiendo que cada uno de los receptores hará lo propio, consiguiendo una cadena que poco a poco destruye honras, manipula hechos y distorsiona la realidad.
Se aprovecha pues, la euforia electoral para dividir a la sociedad y para según ellos, los que firman con pseudónimo, influir con sus infundios en la decisión final en las ánforas.
Esto no es nuevo, yo mismo durante casi tres años escribí bajo el pseudónimo de Jaime Arzate Pliego esta columna, para no involucrar a otros en una defensa que consideré justa, aunque cabe aclarar que nunca escribí mentiras y además jamás fui demandado.
Lo lamentable, lo verdaderamente lamentable, es que la pasión se desborda en estas épocas y producto de este tipo de información se deforman realidades, se generan odios y enfrentamientos que tarde o temprano provocan rupturas que en muchos casos, rompen la tranquilidad y desbordan en hechos ilícitos irracionales.
Por ello es bueno encontrar en los diarios entrevistas ubicadas con respuestas exactas que ayudan y mucho a entender lo que pasa.
Tal es el caso del titular del órgano de fiscalización del gasto público en el Estado, Miguel Salmán Álvarez, quien a pregunta expresa sobre el caso de las cuentas publicas que se turnaron al Congreso del Estado, dio cátedra de sentido común.
Al explicar que la facultad revisora no se puede basar en especulaciones o presunciones.
“A veces las personas dicen: es que fulano de tal tiene tanto dinero que no tenía, pero la facultad revisora no se puede basar en especulaciones o presunciones.
Una manera idónea para comprobarle a alguien un enriquecimiento es tener su cuenta de cheques, pero yo no tengo facultades para intervenir. Lo que la gente supone nosotros lo tomamos como indicio, pero ¿cómo lo pruebo?”, refirió.
Por lo anterior, si queremos un gobierno soportado en el estado de derecho, debemos escoger a aquellos hombres y mujeres que saben realizar, DECLARACIONES INTELIGENTES.
Facebook Comments