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Candidaturas a Diputados Federales. La Verdad de las Mentiras

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


La vida muestra, presumiblemente, hechos reales, que a veces no están bien ensayados y muchos hechos decisivos se encuentran más allá del tiempo y el lugar de la interacción o yacen ocultos en ella. Erving Goffman de su obra “La presentación de la persona en la vida cotidiana”

En alguna ocasión el escritor peruano, indiscutible premio nobel de literatura, Mario Vargas Llosa afirmó que las novelas son narrativas de ficción, es decir de mentiras que nos sustraen de nuestra realidad incomoda haciendo de nuestra vida algo mas llevadero. Profundizó tanto en este tema que hasta hizo un libro titulado puntualmente como “La Verdad de las Mentiras”.

Apreciado lector, estamos por entrar en una pasarela más de pre candidatos a un determinado número de puestos de elección popular; nada hay nuevo debajo del sol diría la sabiduría bíblica milenaria y lo que veremos ya lo hemos visto, personas que se acercarán a nosotros como candidatos en un juego de fingimientos que todos aceptamos a pesar de su alto grado de falsedad. Esa logística del candidato a diputado federal es como una droga social, sabemos que en campaña nos mienten pero necesitamos de sus mentiras. En este tenor me gustaría citar a quien es conocido como el hombre con más uso de la razón que haya pisado la tierra, el holandés y judío Baruch Spinoza, pero no, citare a quien está dentro de mis gustos culposos, Espinoza Paz, que al menos su apelativo tiene cierta semejanza con el filósofo de la razón y que en una de sus melodías externa lo siguiente: “Miénteme bonito para sonreír, miénteme bonito para ser feliz, miénteme dime que tú vives para mí, no digas verdades que acaben con mi fe, miénteme con ganas, que yo te querré”. Hasta ahí la cita. Así de peculiares y contradictorios somos los seres humanos.

El irreverente pero siempre acertado Dr. House parte de la teoría de que “Todos mentimos”, tan es así que ese es el título de la primera serie de la primera temporada. Y particularmente los candidatos a diputados federales más nos estarán mintiendo cuando nos digan que no nos mienten o que no nos mentirán. Nos dirán que no harán nada a escondidas de nosotros pero, nos guste o no, mucho de la esencia del diputado federal es precisamente hacer las cosas a escondidas. Son quienes en teoría redactan y aprueban las incomodas reglas constitucionales: al respecto el politico alemán Otto Von Bismarck en algún momento de su vida dijo que “las leyes, como las salchichas, dejan de inspirar respeto a medida que sabes cómo están hechas”. Iwwww!!!! Dirían mis hijos.

El diputado federal en general se mueve como el tipo aquel que tiene dos novias, a una la quiere mucho y a la otra la utiliza, a una la sirve con pasión desmedida y hasta servil renunciando de facto a cualquier mesura con tal de mostrarle su amor incondicional y a la otra la tiene arrumbada y olvidada pero siempre puesta a escuchar las dulces mentiras para hacer más grata su existencia efímera. La novia amada es el grupo político al que pertenecen, el poder de facto, son quienes le dictan por qué votar y por qué no votar. La novia utilizada somos nosotros los ciudadanos, que por cierto muy pronto vendrán a vernos, nos llevaran serenata, quizá hasta nos regalen flores pero al final sabemos que quien gane la elección se irá y jamás tendremos la certeza si regresará a contarnos ese lindo juego de mentiras que tanta falta nos hace en nuestra existencia. Mi querido y dilecto lector, esto lo podrá constatar Usted cuando observando a los futuros candidatos se fije en dos circunstancias siempre disonantes: la expresión que da y la expresión que emana de él.

En días pasados nos enteramos por la prensa nacional de que una vez más nuestros diputados dan la nota a nivel nacional y como en otros años se dieron un sustancial bono a pesar de muchos pesares y amén de que su labor legislativa para efectos de recibir dicho bono parte de un criterio que solo pertenece a ellos y que choca con la calificación poco favorable que el común de los ciudadanos les brinda a su quehacer como diputados. Se olvidan del viejo adagio de los escritores clásicos españoles que a la letra dice: “El halago en boca propia es vituperio” ya que para ellos dicho halago en boca propia se convierte en, lo que el columnista Carlos Ramírez adjetiva o califica como un megabono. Un granito más a la montaña del descredito, total que al fin y al cabo la memoria colectiva es muy corta y estas acciones se diluyen con el tiempo, en breve la nota será el nombramiento del precandidato del PRI y esto del bono será nota olvidada. Veremos y diremos.

El tiempo hablará.

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