OPTIMUS
Por: Jorge A. Pérez González
Domingo 27 de enero 2019
Dicen que en la vida no todo es color de rosa, y en verdad asi es, nada puede ser tan bueno ni tan malo, pues el racicinio nos permite dilucidar, anticipar y prevenir.
El viernes pasado ante la llegada de mi segundo nieto, le preguntè a su hermanita que tiene apenas 2 dos años y medio de edad, si iba a querer a su hermanito que estaba por nacer, su respuesta contundente fue NO, esto obviamente me preocupò y bastante, pues anticipaba un conflicto en el seno del hogar, cuando el, desde su punto de vista egoista, llegara el invasor.
Solo bastò que apareciera su padre con el bebè en brazos, para que de inmediato ella cambiara de opinion, pues desde ese primer momento, comenzo a llamarlo, bebè, bebe, y le ofreciò el juguete que tenia en sus manos.
Ahora todo es felicidad, hay conciliacòn anticipada en el hogar y no hubo necesidad de colocar banderas rojinegras en los laterales de la cuna.
Esa e la buena, sin embargo la mala es que en Matamoros, de los paros convocados por el SJOIM a la huelga emplazada por el mismo sindicato, no hubo conciliacion y se llegò a la misma, sin violencia, solo con voluntad ferrea de ambos lados, pero con intransigencia del sector maquilador.
El unico acto violento, fue una golpiza a una obrero en donde estan plenamente identificados los agresores y afortunadamente no puso en siresgo la vida de a victima, pero que ya fue presentada la denuncia correspondiente, de la cual esperemos haya justicia.
La estrategia de descalificar a la abogada Susana Prieto, que trajeron los obreros mediante convocatoria via FaceBook, no surtio efecto y ella, al ver que el SJOIM proveia de informaciòn a sus agremiados para no violentar la huelga, se despidiò de los obreros, visitandolos fabrica por fabrica, donde constatò que abogados sindicalistas auxiliaban a los obreros en las afueras de las fabricas.
Sigo pensando que no se debiò llegar es esto, pero la intransigencia sembrada por alguien y la omision de las autoridades laborales de Tamaulipas, permitiò que sucediera.
Grandes lecciones para empresarios y lideres obreros, las redes sociales son necesarias para informar, orientar y compartir experiencias, algo tendran que hacer para mejorar sus vias de comunicación, pues en Matamoros sucedió lo mismo que en Paris para convocar a los chalecos amarillos, negarlo es permanecer en el atraso.
Tambien deberàn los empresarios aprender a respetar los decretos y a defender la inclusiòn de su sector en los beneficios fiscales, pues ellos promueven el empleo masivo y si el espiritu del decreto es ese, sus abogados deben pelear con argumentos solidos, pues en Estados Unidos, la industria manufacturera fue beneficiada con un decreto similar. Ademas de comprender la situacion del obrero, pues de ganar 5 dolares por dia en el 2013,terminò ganando 4 dolares por dia en el 2018, no verlo asi es una insensibilidad terrible.
Menciòn aparte merecen los que dejaron de participar a pesar de ser los responsables de el avenimiento, la Secretaria del Trabajo en Tamaulipas y la Junta Local de Conciliacion y Arbitraje fueron omisos en su responsabiliad y gran parte de culpa tuvieron al no comprender el sentimiento mayoritario.
En estos casos los huecos que se dejan se llenan, tal ves por ello los obreros buscaron fuera de aquí, la asesoria necesaria para fortalecer su movimiento, muchos escribieron sobre la Licenciada Susana Prieto, sin conocerla, sin entrevistarla personalmente, pero quienes lo hicimos y escuchamos en vivo sus arengas, reconocemos que jamas los incitò a la violencia y si su lenguaje es simple y a veces grosero, a los obreros que la escuchaban no les parecio asi.
Escribo sobre lo que me consta, no sobre suposiciones, pienso como desde hace muchos años, lo mismo que en mi juventud, recuerdo el inicio del discurso con el que ganè en preparatoria el concurso de oratoria: “Faltando dos dècadas y un Lustro para que finalice el siglo veinte, veo con tristeza que persiste la explotacion del hombre por el hombre”. (Insituto Regiomontano 1975).
Por ello pienso que esta semana, hubo cosas BUENAS Y MALAS.
Jorge Alberto Pérez González
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