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ALEJANDRO GALVAN

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


OPTIMUS 

Por: Jorge A. Pérez González                                  

www.optimusinformativo.com         

Domingo 24 de noviembre 2019

      Hace exactamente 13 años dejó este mundo un buen hombre, en su momento le dediqué unas líneas al enterarme de su muerte cerebral producto de un accidente vascular. Las últimas personas que hablaron con él, todavía viven y responden a los nombres de Felipe Calderón Hinojosa y Josefina Vásquez Mota.

    Lo consigno por si algún periodista decide entrevistarlos, para saber si cuando menos recuerdan al Matute, mote con el que los amigos denominábamos a Alejandro. Fueron pocos en Tamaulipas los panistas que ayer lo recordaron, a pesar de que en su momento fueron muchos los que  gozaron del aprecio personal del político miembro del PAN.

     Como homenaje a su memoria, voy a retomar lo que escribí y publiqué aquel fatídico día 23 de noviembre del 2006, va entrecomillado lo que se convirtió en tendencia cuando no se medían los “Trending Topics”, recuerdo que Marco Esquivel me llamó por teléfono muy temprano para informarme que en ese momento mi columna llevaba más de 16 mil lecturas,  lo cual adjudiqué desde el inicio al gran aprecio que se le tenía en todo Tamaulipas a Alejandro.

    “Voy a tratar de escribir hoy, por que en verdad me duele, de la manera más objetiva posible, Alejandro fue mi amigo y las diferencias ideológicas jamás fueron motivo de discusión apasionada entre ambos, existió siempre un respeto mutuo que hoy, en las condiciones lamentables de muerte cerebral, me obligan a rendir homenaje a un hombre bien nacido, bien intencionado y que representaba en sí al verdadero panista por convicción, no por conveniencia.

    Alejandro Galván nació en Linares, Nuevo León, en septiembre de 1955 y sus 51 años  vividos, deben de servir de ejemplo no solo a sus adoradas hijas, Marcela, Gabriela y Alejandra, sino a toda una generación, por su entereza y lucha permanente por sostener sus ideales.

    Alejandro siempre fue un hombre bien intencionado, nunca fincó en la estridencia verbal la solidez de sus ideas, supo convertirse en un asesor sereno de todo aquel que buscaba su consejo.

    Él fue siempre un adversario de altura, con quien se podía discutir, jamás se negó al dialogo y buscó incansablemente la oportunidad de servir, sus acciones fueron siempre efectuadas de buena voluntad, no se le conoce mancha alguna en su paso por la historia y supo siempre actuar de manera congruente.

    El recuerdo más socorrido de aquí en adelante será el de su permanente sonrisa, su positiva forma de actuar aún ante las derrotas sufridas, la más dura sin duda es ésta.

    Agrónomo de profesión, heredó de su padre el gusto por el campo y sobre todo por defender los intereses de los pequeños propietarios agrícolas, el recuerdo grato del Dr. Francisco Galván Malo, supo conservarlo con su participación en la Asociación Nacional de Productores de Algodón de la República Mexicana.

    Desde muy joven le apasionó la política, participó en todas las directivas escolares y fue Síndico en la administración de Ramón Sampayo, después candidato a Diputado Federal, también Local y por último Senador Electo 2006-2012 por el estado de Tamaulipas.

    Presidía actualmente la comisión de Relaciones Exteriores con América y formaba parte como miembro de las comisiones de: Asuntos Fronterizos Norte, Equidad y Género además de Radio, Televisión y Cinematografía.

    Su muerte me recuerda la de Jesús Vega quien falleciera también por un derrame cerebral, producido según algunas versiones por haber sido sometido a una presión sanguínea extraordinaria después de una discusión.

    Hoy se dice lo mismo  de Alejandro, pues su salud siempre fue inquebrantable, su supuesta responsabilidad en la invitación del alcalde de Reynosa Francisco Javier García Cabeza de Vaca a un viaje a Canadá con Felipe Calderón, al parecer provocó una discusión de consecuencias funestas.

    Pero lejos de las especulaciones, la verdad sólo la sabe aquel que tenga que cargar con una muerte en su conciencia. Para sus amigos esta pérdida es terrible y esperamos la pronta resignación de su esposa Marcela, para que descanse en paz ALEJANDRO GALVAN.”

Jorge Alberto Pérez González

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