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Regular futbol con Alto Comisionado

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


INDICADOR POLÍTICO

Carlos Ramírez

Detrás del escándalo de Miguel El Piojo Herrera contra el comentarista Christian Martinoli, se localiza el problema real del futbol: la ausencia de una supervisión gubernamental y legislativa, y el control exclusivo del deporte de las patadas como negocio de Televisa.

Y el asunto se complica más cuando el futbol profesional de primera división involucra el manejo de la representación de México en competencias internacionales, con bandera nacional e himno oficial. Por el poder de Televisa y sobre todo porque Televisa controla la transmisión y la propiedad de equipos de futbol, el gobierno federal carece de mecanismos efectivos pero sobre todo no tiene decisión por poner orden en el futbol.

México se ha visto envuelto en escándalos de corrupción por presunta compra de victorias, pero también por irregularidades que involucraron a autoridades gubernamentales. En 1988 autoridades de la Federación Mexicana de Futbol falsificaron actas de nacimiento –documentos oficiales– para favorecer a cuatro jugadores y hacerlos parecer menores al límite de 20 años de edad para participar en el Mundial Sub 20.

Como castigo, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) prohibió la participación de México en los Juegos Olímpicos de 1988 y la Copa Mundial de 1990. En México, en cambio, sólo se alimentó el escándalo porque los dueños de los equipos mexicanos, la Federación Mexicana de Futbol y Televisa protegieron a los responsables del fraude con actas de nacimiento.

La estructura del deporte en México ha visto el temor del gobierno por enfrentar los poderosos intereses que se esconden en el futbol y en otros deportes. Ahora mismo han surgido casos de deportistas que denunciaron irregularidades en comisiones de especialidades de deportes que fueron a los Juegos Panamericanos, pero la Comisión Nacional del Deporte y el nuevo comisionado Alfredo Castillo (exprocurador en el Estado de México y excomisionado de seguridad en Michoacán) han carecido de determinación para reordenar el deporte mexicano.

En el futbol, el caso de El Piojo de nueva cuenta ha sacado la necesidad de cuando menos tres decisiones para que el Estado recupere la rectoría del deporte:

1.- Nombrar a un Alto Comisionado gubernamental –como en EE.UU.– con autoridad para meter orden en el deporte y quitarle el control a los dueños de los equipos.

2.- Que la Comisión del Deporte en la Cámara de Diputados realice un diagnóstico del deporte profesional y reforme la ley del Deporte para que el Estado evite abusos de los dueños.

3.- Y que la Secretaría federal de Educación Pública reactive la Subsecretaría del Deporte como organismo regulador del gobierno federal sobre el deporte profesional.
Si se revisan las experiencias en México, la Selección Mexicana de futbol es un negocio de dueños, patrocinadores y televisoras, sin que ninguna autoridad establezca reglas efectivas para impedir abusos; además del patrocinio como negocio, el gobierno federal ha dejado en situación de explotación a los futbolistas porque en la realidad carecen de regulación de las leyes laborales; en los hechos, los futbolistas son comerciados como esclavos por cifras millonarias que benefician a los dueños que controlan los contratos y casi nada reciben los futbolistas.

La tibieza del gobierno federal ha radicado en el control que tiene Televisa del deporte como negocio en transmisiones, propiedad de equipos y patrocinios. Y los equipos de universidades públicas también han perdido control sobre los equipos profesionales; la UNAM, por ejemplo, está atada a Televisa, vende cervezas en el estadio promoviendo el alcoholismo entre universitarios y el manejo de los Pumas está en manos de un patronato que ha sido dirigido por empresarios con intereses utilitarios en el deporte.

Cuando menos la UNAM, la Universidad de Guadalajara y la Universidad Autónoma de Nuevo León tienen equipos atrapados en las redes de comercialización y corrupción del futbol de primera división, cuando lo lógico sería que las universidades públicas comprometieran su patrocinio en deporte amateur y no profesional.

El caso de El Piojo es la punta del iceberg del futbol profesional controlado por Televisa con la apatía y hasta complicidad del gobierno federal y de universidades públicas como la UNAM.

Famosas últimas palabras: “Hasta me cayó bien el presidente”: Jaime Rodríguez El Bronco, al salir de una audiencia en Los Pinos.

Preguntó el de junto: ¿Será cierto que lo de las órdenes de aprehensión contra líderes de las 22 de maestros de Oaxaca es cierto pero no se van a ejercer sino que servirán para “doblarle las manitas” a los radicales?

La crisis que viene: Alarmados por el dólar, la atención sobre la baja en la meta del PIB es preocupante no sólo para el 2015 sino, sobre todo, para el 2016.

carlosramirezh@hotmail.com
@carlosramirezh

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