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PIRATAS DEL CARIBE

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


El juego de moda en todo el territorio estatal es el de las sillitas, parece increíble pero en todas las dependencias donde hubo cambios de superiores, la escalada de pleito por las sillas es incontenible, los que estaban no las dejan y los que llegan están como felinos al ataque, para ocupar el espacio mientras el anterior dueño sale al baño.

Y es que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, esto lo saben todos los que no saben hacer otra cosa más que medrar.

Con el paso de los años, aquella sana costumbre de presentar la renuncia al tomar el cargo se fue perdiendo al mismo ritmo con el que se perdía la vergüenza.

Para muchos es difícil de entender que el servicio público es un trabajo temporal y que, cuando se va el amigo, uno tiene la obligación moral de retirarse con él.

Los panistas inventaron el servicio público de carrera, con la única finalidad de mantenerse aferrados a sus puestos, segundones y tercerones, pero que les han permitido vivir sin apuros y con horario de lujo, trabajando de 12 a 14 horas, es decir, del mediodía hasta la hora de comer.

Lo lamentable es que ahora desde cualquier filiación política pretenden hacer lo mismo que en su tiempo criticaron.

Porque así es esto, la política se mueve por bloques, muchos de ellos generacionales y como el no hacer nada es altamente adictivo, los que estaban no se quieren ir y los que llegan, quieren garantizar su futuro mas allá de los avatares electorales.

Ya hemos consignado en este mismo espacio, que sólo el 8 por ciento de la población participa en política, el resto, el 92 por ciento se divierte con los espectáculos de carpa que presencia en las oficinas públicas, cuando tiene la fortuna de acceder a un evento sin necesidad de pagar por él.

A veces es divertido, en otras ocasiones las pugnas por la silla o el escritorio llega a niveles en los que, con su lenguaje soez se muestra palpablemente el nivel de educación de cada uno de los pugilistas.

Los que estaban defienden su espacio, como perros el tazón de comida, delimitan su territorio con esmero, colocando trampas, escondiendo llaves y hablando en voz baja.

Los que llegan, alzan la mirada amenazante, también la voz impositiva y presumen nexos hasta con el Presidente de la República.

De Laredo a Matamoros, de Reynosa a Tampico, pasando por la capital Cd. Victoria y el resto de los municipios del estado de Tamaulipas seguirán viéndose estas escenas, pues muchos de los que llegan, más que servidores públicos parecen PIRATAS DEL CARIBE.

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(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)