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Paisano en armas

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


Cd. Victoria, Tam. – El mito genial cumplió 60 años. De redentor a rareza histórica, muy poco significa hoy el Subcomandante MARCOS para los milenials y sin duda dirá menos a las generaciones siguientes.

Lo ven ya como una extravagancia. Una de esas contradicciones sin explicación a la vista del México previo a la alternancia.
Quienes están recién llegados a la edad adulta se preguntan por qué, si oficialmente se levantó en armas contra el gobierno de la República, de tiempo en tiempo recorre el país sin ser molestado por autoridad alguna.

¿No declaró ante las cámaras aquel primer día de 1994 (preguntan, previa consulta a YouTube) que su misión era la de un conquistador que pelearía con las armas cada palmo de terreno hasta tomar la capital de la República y establecer un gobierno revolucionario?

Va y viene con su pequeña escolta indígena y una comitiva cada vez más escueta de prensa. A ese paso, solo le quedará La Jornada, su diario más fiel, al que algún detractor impuso el sobrenombre de “Ocosingo News”.

No solo los héroes, también los símbolos están cansados. Que traiga un reloj en cada mano ha dejado de ser un desplante de modernidad hoy día, cuando un solo aparato puede darnos la hora de medio centenar de lugares en todo el planeta.

Incluso el viejo Internet de los mails y las páginas web del que se pretendía feliz precursor, está desapareciendo.

El subcomandante es anterior a YouTube y las redes sociales, Twitter, Facebook, Linkedin, Instagram, Flickr y similares. No lo vemos participar en ellas, hoy que las redes le permitirían transmitir en vivo a todo el mundo desde un teléfono celular.

Por si alguien no se ha dado cuenta, estamos en 2017. Hoy son cansadas abuelas, aquellas damas cuarentonas presuntamente liberales (“progres”, dirían en Madrid) que se humedecían cuando el guerrero poeta asomaba en la pantalla a mediados de los noventas.

Hace poco un usuario joven de redes sociales preguntaba si el encapuchado de Chiapas tendría alguna enfermedad dermatológica, deformación, mutilación o defecto congénito.

Le parecía absurdo que con estos calores aparezca con máscara. En efecto, se ha perdido el misterio y el pasamontañas ya dejó de referirnos a los héroes anónimos del “comic” o la cinematografía.

El Zorro y todos los enmascarados justicieros que aplaudimos en cabalgaduras o entre los encordados de un ring.

En la segunda década del siglo 21, la capucha está asociada al antihéroe más deleznable. El terrorista islámico que se inmola en cualquier capital de Europa en nombre de un dios genocida. El sicario mexicano que dispara contra familias en cualquier hogar o carretera.

Tampoco parece tener mucha lógica que el paisano en armas un día se llame MARCOS y luego se bautice como GALEANO.
O que se proclame guerrillero, aunque solo presentó combate aquella primera semana de 1994, antes de que el presidente SALINAS enviara por comisionado a MANUEL CAMACHO.

Se conserva (eso sí) a la izquierda de la izquierda. No ha modificado su visión de que el PRD (y el propio AMLO) representan a una fracción disfrazada de la derecha.

Pero sus largos silencios están cargados de contrasentido. Dice tener bajo dominio zapatista un puñado de localidades en Chiapas. Pero versiones hay que desde hace años tiene un refugio alterno en la capital mexicana.

Tardíamente, el EZLN participará (por fin) en una elección, la presidencial del 2018. Aunque el candidato no será MARCOS, como la gente estuvo esperando desde 1994, sino una mujer indígena.

Candidatura plausible, pero inevitablemente testimonial. Le pondrá algo de colorido a la competencia. No llegará a más de lo que llegó su propio subcomandante.

El gesto, el señalamiento, el símbolo, que acaso haga pensar a unos, sonreír a otros, sin aportar cambio alguno de fondo.

BUZÓN: lopezarriaga21@gmail.com
WEB: http://lopezarriaga.blogspot.com

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