SENCILLITO
Por ALBERTO RODRIGUEZ ROMERO
Estos días hemos visto más protestas que nunca en contra del gobierno de Enrique Peña Nieto, bloqueos, saqueos, hasta actos de patriotismo para evitar la confrontación.
Desde luego que protestas es un derecho ciudadano, la Constitución, en sus artículos 6 y 7 define la libertad de asociación y la libertad de expresión, aunque los bloqueos a las carreteras y vías de comunicación afectan a terceros y eso se considera ya un delito.
Pero ese no es el punto que quiero tratar hoy, es uno que será más puntilloso en su momento, que afectará más porque es una reacción natural del gasolinazo: los aumentos al transporte público.
De acuerdo a los precios internacionales del dólar y ahora de los energéticos, es en base a ellos lo que debe pagarse de tarifa justa para poder ofrecer un servicio de calidad.
Al menos eso es en teoría, en Tamaulipas actualmente se cobran nueve pesos en todo el estado, menos los de Urban, la línea de transporte de Abelardo Osuna, que cobra 10 pesos.
El año pasado se estableció esa tarifa, fueron tres los incrementos en el sexenio pasado y ya se huele, hiede, a las protestas de los transportistas por un nuevo incremento.
Pero si la gasolina subió más de tres pesos de golpe, ¿de a cuánto le gusta que empiecen a pedir el incremento del pasaje?
¿Sabe porqué los concesionarios son bien chiflados y hacen prácticamente lo que quieren con los gobiernos priístas?
Es sencillito, son las células que transportan la fuerza productiva de las ciudades, por ello hacen prácticamente lo que quieren, pues con sólo parar unas horas hacen estragos en la economía de la ciudad.
Para muestra un botón, recuerdan que se implementó el operativo Mercurio (centavero por cierto) en todas las ciudades de Tamaulipas, la única organizada, al fin delincuencia, fue la de Matamoros, donde el pirataje está enseñoreado. Pararon el transporte público exigiendo la cancelación del operativo… y lo lograron con un día sin dar servicio.
Así que esperen pronto la petición de aumento al transporte porque no pueden sobrevivir, aunque se han mantenido muy calladitos los concesionarios, y surge una pregunta personal: ¿Van a bajar el precio del transporte público acorde a los precios internacionales de la gasolina?
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