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Lealtad en la política…

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


La lealtad es virtud, es la firmeza en los afectos, en las ideologías, es no engañar, no traicionar por más tentador que pueda ser el momento, el contrato, o el nombramiento… esa es la definición de lealtad, en la política y en la Vida Diaria.

Lamentablemente es valor muy escaso, tristemente tiende a  desaparecer en los políticos y hasta se utiliza de acuerdo a conveniencias, se adquiere por espacios de tiempo, por sexenios o trienios, y se practica de acuerdo a las circunstancias.

En los políticos parece parte de su naturaleza irse con el mejor postor y por eso escuchamos constantemente, ya sea en broma o con conocimiento de causa, que los perros son más leales o fieles que el hombre, y es que muchos animales conservan el sentido de pertenencia y nunca olvidan quien les trata bien, quien les da de comer, menos la casa donde crecieron mientras un hombre se guía por su cuenta bancaria y sus ganancias de poder.

Eso sucede con algunos políticos, constantemente olvidan la casa donde crecieron, desconocen a quien les brindo cobijo, y son capaces hasta de morder la mano que les dio de comer durante varios años.

Los políticos después de jurar que primero están sus ideologías, de pelear férreamente contra todos queriendo defenderlas, de pronto cambian, así, mientras estén encumbrados o con posibilidades de seguir creciendo dentro de sus institutos políticos se mantienen ahí pero cundo el viento no sopla a favor se les olvida la lealtad a su partido y las ideologías que aseguraban tener para rápidamente adquirir las que mejor les convengan.

Otros políticos son fieles mientras no estén seguros de que todo les favorecerá en otra parte, hasta que consiguen otros objetivos o hasta que son deslumbrados por el resplandor de una nueva nomina, lo que menos importa para ellos es el color, por poder y recursos son capaces de  tirar la lealtad en cualquier caño y la fidelidad la cambian por oportunidades de oportunistas.

Se les olvida que sus actos no quedan ocultos, que las traiciones resurgen, que serán señalados, ya no serán dignos de confianza pues la gente sabe que quien traiciona una vez lo hace siempre, que solo esperan tiempos o la ocasión para ejecutar la otra traición.

Con esto queda claro que la lealtad es un valor infinito, más quien sabe de ella muchas veces la subasta al mejor postor porque se le pone precio de acuerdo al interés político, económico, o social.

Se puede percibir la lealtad como un contrato, un convenio, con clausulas aplicables por tiempos, espacios, y conveniencias, con una duración de tres o seis años, regularmente prescriben  meses o días  antes de lo pactado sin que los contratantes puedan hacer nada, sabedores que es la ley de la política.

Tristemente pero queda claro que en política la  lealtad solo es un articulo de compra-venta y sino que le pregunten a RAMON GARZA BARRIOS Y HORACIO GARZA GARZA a quienes se les atribuye parte de la derrota del PRI allá en Nuevo Laredo, porque su rencor y conveniencia fueron más grandes que la lealtad y compromiso con el partido que tanto les ha dado.

El  ofertar la lealtad de acuerdo a conveniencias económicas o políticas no es acción exclusiva ni de grupos ni de partidos porque igual aplica para hombres y mujeres individualmente, los procesos electorales es donde se tiene más evidencia de las deslealtades y traiciones.

 

 

 

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