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En Síntesis

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


POR MARIO ALBERTO LONGORIA GOMEZ
Derechos humanos de los migrantes.
Los últimos días se han dado una serie de situaciones en el tema de los migrantes centroamericanos que utilizan nuestro país para llegar a los Estados Unidos, situación que no es algo nuevo, pero que ha detonado cada vez más por las propias problemáticas internas de nuestros vecinos del sur, en el año 2006 presente en medio de comunicación una opinión al respecto y considero que el día de hoy se actualiza, por lo que me permito citarlo de manera íntegra:
“En la anterior colaboración, presente a Usted amigo lector, algunas de las voces, tanto a favor como en contra de la construcción del muro fronterizo, que los Estados Unidos de Norteamérica pretenden edificar. En esta ocasión, la intención es comentar que en el caso de la frontera sur de México, el “norte” para los centroamericanos, allá, el discurso, ya no es el mismo. El problema, es complejo, y el flujo migratorio es cada vez mayor.
Cifras del centro de Estudios Migratorios del Instituto Nacional de Migración, revelan que actualmente se calcula que hay 175 millones de migrantes en el mundo, que representan alrededor del 3% de la población mundial, de los cuales el 48% son mujeres.
Los Estados de la República Mexicana que integran la frontera sur son Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, colindando en mayor extensión con Guatemala y en menor medida con Belice.
El origen de la migración en la frontera sur, se encuentra plenamente identificado y data de los setentas y ochentas en donde en diversos países de Centroamérica se verificaron movimientos armados, aunado a la pobreza de la mayoría de la población, que pretende mejores expectativas de vida y emprende el sueño americano.
El centro de derechos humanos “Fray Matías de Córdoba”, establece en uno de sus análisis que a partir de 1994, la frontera sur de México entró en un periodo crítico respecto de la migración indocumentada, debido “al aumento en el pago a polleros y a las autoridades que encuentran los migrantes a su paso; la proliferación de las bandas delictivas, como la mara salvatrucha; el tráfico de menores y de mujeres; las presiones de Estados Unidos a México; las actitudes xenofóbicas de los pobladores de la región y la criminilización de los migrantes, llamándolos ilegales y adjudicándoles los altos índices de violencia en la región,
La frontera sur es sumamente heterogénea en cuanto a la diversidad de grupos humanos asentados ahí. La variedad étnico cultural es imponente, conviven, diversos grupos indígenas de la región con centro y sudamericanos que residen en la zona, o de manera temporal se desplazan por el borde internacional, dotando a la zona de una especial complejidad para su control migratorio en un territorio escasamente poblado con innumerables brechas y caminos de extravío.
En ese contexto, Hugo Ángeles Cruz, del Colegio de la frontera Sur apunta: “ser extranjero y regularmente indocumentado, convierte al migrante en un sujeto vulnerable” y lo comenta el citado analista, debido a que quien ingresa a México de manera ilegal por la frontera sur es detenido por la autoridad y extorsionado, o bien cae en manos de las pandillas, que abusan de ellos asaltándoles y causándoles una serie de vejaciones. En un estudio reciente presentado por Ángeles Cruz, precisa: “Diversas fuentes de información señalan que aproximadamente la mitad de los atropellos que sufren los migrantes son cometidos por algún representante de la autoridad y la otra mitad por bandas de delincuentes comunes, y remata: “cruzar el río Suchiate para ingresar a México no ofrece problema para aquellos migrantes que, a cualquier costo, desean llegar a Estados Unidos. En realidad, ésta no es la frontera, las verdaderas fronteras a las que se enfrentan los migrantes centroamericanos y de otros países están a lo largo de todo su trayecto y adquieren múltiples formas y expresiones”. Finaliza.
Todo esto, es, desde luego, problema de los migrantes. Sin embargo, desde la perspectiva como Estado mexicano, y desde luego en un marco de seguridad nacional, por supuesto que implica tomar medidas urgentes a fin de que, por un lado se frene el flujo migratorio, pero siempre respetando los DERECHOS HUMANOS, no podemos exigir respeto para nuestros connacionales mexicanos que sufren atropellos en Estados Unidos, cuando nosotros no respetamos la dignidad de los migrantes centro y sudamericanos, por eso al iniciar este escrito advertí de que el discurso, es diferente.
Sin exagerar, solo revisando los datos que arroja la Primera reunión de trabajo de la frontera sur, celebrada en México el 03 de junio del 2005 en el Senado de la República y en la que participaron diplomáticos, funcionarios públicos y expertos en la materia de migración. Se observa que en dicha reunión, el Embajador de El Salvador, Francisco Imendia Bodegas, precisa las siguientes cifras, respecto de grupos de pandillas existentes: En Guatemala, 2 grupos con 100 integrantes; en Belice 434 grupos con 14000 integrantes y en El salvador 4 grupos con 16 mil 500 integrantes.
Es del dominio público, ya que en los medios electrónicos nacionales, podemos constatar los reportajes que nos muestran la presencia de los “maras”, es decir las pandillas, que ya operan no sólo en el sur del país, sino en gran parte de la geografía nacional. Sus tatuajes, sus emblemas y sus formas de convivencia, amedrentan y asustan a la comunidad mexicana.
Ante este escenario, nada agradable, se empiezan a escuchar las voces que comentan: “El gobierno mexicano puede y debe poner un muro en aquella región del sur del país, y con ello evitar, el ingreso de manera ilegal de personas a nuestro país. Quizá, sea una idea descabellada, pero ante la necesidad, es imperioso actuar”.
Solo nuestro gobierno, sabrá conducir los problemas que aquejan al sur del país y con esto la seguridad de las familias mexicanas, nos vemos en la próxima, gracias por su lectura, cualquier comentario, a sus órdenes el correo electrónico: marilolongoria55@hotmail.com.”

Hasta aquí fue mi colaboración, en aquel entonces, hoy a doce años de distancia, la problemática no cambia mucho, el muro que construye Estado Unidos sigue en pie y va muy avanzado, en la frontera sur siguen fallando los controles migratorios, en México, varias organizaciones ciudadanas dan apoyo a los migrantes en su travesía hasta el sueño americano, sin embargo con el endurecimiento de las políticas migratorias de la nueva administración del Presidente Trump, ahora las cosas cambian, de hecho ayer el Presidente Peña, de manera oficial se entrevistó con el señor Mike Pompeo de los Estados Unidos, para ver el tema migratorio y que no llegue la caravana migrante a los Estados Unidos.
Las acciones pueden ser variadas, las respuestas muchas, sin embargo, no debemos perder de vista, que existe a nivel mundial un reconocimiento a la persona, al ser humano en su individualidad y reconocido en cada una de las Constituciones Políticas de cada una de las naciones, y la Declaración de los derechos del hombre y del Ciudadano desde su creación en Francia.
EN SINTESIS Hoy en día existen leyes que obligan al irrestricto respeto de los derechos humanos, sin importar credos, religiones, razas, colores etcétera, vivimos en un mundo globalizado, donde tenemos libertades, pero también tenemos restricciones y las fronteras están muy marcadas, la geopolítica y las políticas internas de los países, obligan a un replanteamiento en el trato a los migrantes.

Nos vemos en la próxima mariolongoria55@hotmailcom

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