Por Pegaso
Estaba yo sentado en mi mullido sillón de nubes, acompañado por mi compadre el Hipogrifo, disfrutando del cierzo invernal, analizando y discutiendo los últimos acontecimientos de la vida política de nuestro bello y sufrido Estado de Tamaulipas.
Y es que tanto el Cancerbero como La Esfinge coinciden en que, a éstas alturas, sólo quedan dos aspirantes fuertes para ser candidatos del PRI a la gubernatura de la entidad, y éstos son Baltazar Hinojosa Ochoa, apoyado por los grupos locales de poder, y Alejandro Guevara Cobos, que tiene el aval del presidente Peña Nieto.
Son los que se perfilan en la recta final en una carrera en la cual Guevara lleva la ventaja por una nariz.
También aseguran que la candidatura se va a decidir a favor de aquel de los dos que tenga menos cola que le pisen en materia de «amistades sospechosas».
Enn fin, ya puede ir quitando Marco Antonio sus panorámicos con el cerro del Bernal y guardarlos para otra ocasión porque al parecer, ya hay un veredicto y sólo falta hacer los conectes necesarios para hacerlo oficial.
¿Y en Reynosa?
Mucho tendrán que ver las encuestas, por un lado y sí, también la cola larga o corta, según como se quiera ver.
Sin pecar de ingenuo, porque como Pegaso analista que soy, sé y bien que sé que son las negociaciones de cúpula las que prevalecen.
Recuerdo hace algunos ayeres cómo el entonces candidato del PRI, Humberto Valdéz Richaud empezó su campaña a la presidencia municipal a tambor batiente, y cómo les decía a los que querían escucharlo que la tenía segura y que sería un presidente sin amigos, porque en la política no hay amigos. Es más, ya hasta había repartido todos los cargos públicos, incluyendo al que barre los pasillos del palacio municipal.
Pero a media campaña se desinfló. Empezó a decir en un tono entre irónico y simpaticón que no iba a ganar, pero qué divertida se estaba dando.
Y es que en ese momento ocurrió algo extraño. De pronto los bonos de su oponente, Francisco García Cabeza de Vaca empezaron a crecer, mientras que Betico empezó a menguar, dejó de repartir lana entre las voraces líderes de colonias y sus declaraciones fueron cada vez más derrotistas.
Lo que pasó fue que se negoció la presidencia municipal de Reynosa entre la cúpula del PAN y el entonces gobernador, Tomás Yarrington para dar el triunfo a Cabeza de Vaca.
Yo digo que en esta ocasión va a pasar lo mismo porque no hay motivos para pensar que de pronto el PRI se va a convertir en madre de la caridad y va a lanzar de candidato o candidata a una persona con calidad moral y bien intencionada.
De los que se andan moviendo o que quieren ser presidente municipal, aquí está la lista: Ernesto Robinson Terán, diputado local, Rigoberto Garza Faz, diputado local, Ernesto Solís Gómez, diputado local, Aída Zulema Flores Peña, diputada local, Serafín Gómez Villarreal, gerente de COMAPA, Marcos Olivares Olvera, delegado de CAPUFE y Benito Sáenz Barella, delegado de ITAVU.
Atrás de ellos hay gente que siempre ha estado al pie del cañón, que sudan la camiseta pero que no se les toma en cuenta para puestos de elección popular, tal vez debido a su propia modestia o falta de ambición, pero a final de cuentas, son las personas que hacen falta en la política.
Me refiero a elementos tan valiosos como el doctor Víctor Aguilar Orta o al doctor Gabriel Pablos Vélez Cantú; ambos son médicos que entregan parte de su tiempo para apoyar las brigadas del PRI y de la CNOP.
El sábado anterior tuve la necesidad de buscar al Dr. Aguilar para una consulta médica. Los localicé a ambos en lo más profundo de una colonia popular, atendiendo a personas de escasos recursos, recibiendo con una sonrisa en el rostro a las dolientes personas que estaban haciendo fila para recibir un tratamiento médico.
Hay una frase que me gusta mucho, no sé de qué autor, pero dice más o menos así: «Sé humilde para llegar al poder, pero sé más humilde una vez que estés en el poder».
Va el dicho estilo Pegaso: «Aquel objeto que no está destinado a ser de tu propiedad, no llegará a tí aún cuando lo busques; por el contrario, si ese es su destino, estará contigo aunque no lo desees». (Lo que no es para tí, aunque te pongas y lo que es para tí, aunque te quites».
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