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AL VUELO-Pokémon

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


Por Pegaso
¡Amiguito!¡Ya está aquí el nuevo y maravilloso juego! Ven, captura tu pokémon y diviértete. ¡Es completamente gratis!

La verdad es que andaba yo caminando con mi pegasita por los senderos del Parque Cultural Reynosa y ¡oiga, usted!, aquello era un hervidero de gente con celular en mano buscando los escurridizos poquemones detrás de un árbol, cerca de un matorral o dentro de un bote de basura.

El jueguito es un fenómeno mundial. Con un smartphone, suficiente batería y suficiente tiempo de Internet, puedes lanzarte a la aventura, convertirte en un entrenador de élite y buscar al pinche Pikachú mediante una aplicación de realidad ampliada.

Una vez que encuentras un ejemplar, tienes que atraparlo con tu pokebola para hacer una pokecolección. ¡Chingón!

Fue el 4 de marzo de éste año cuando la empresa Nintendo sacó a la luz pública este adictivo juego por primera vez.

La fase de prueba empezó en Japón, el país de origen y luego se concedió un permiso para Australia y Nueva Zelanda.

Alrededor del mundo, millones de personas, principalmente jóvenes y niños, bajaron la aplicación con una cuenta de Australia, hasta saturar por completo el sistema.

Superados algunos obstáculos técnicos, el llamado Pokémon Go permitió que la antes alicaída empresa Nintendo volviera a colocarse nuevamente en el top de las empresas más rentables.

Es más, el juego ha empezado a jalar a la alza a otras compañías que también quisieron subirse al carro del éxito, como McDonalds, cuyas ganancias aumentaron exponencialmente al ofrecer en sus cajitas feliz algunos de los personajes del juego.

Lo que ví en el Parque Cultural es para asustarse: Cientos de personas, teléfono en mano, olvidadas completamente de la realidad, en espera de encontrar en la pantalla de su smartphone el próximo ejemplar de pokémon.

Ellos piensan que es gratis, pero no es así. Por cada minuto que utilicen la aplicación, los ejecutivos de la empresa se llenan las bolsas de dinero. A pocos días de su lanzamiento, los sujetos ya deben ser asquerosamente millonarios, todo, gracias a los grandes consumidores de novedades que somos todos nosotros.

«¡Cuidado!-le dije a un jovenzuelo que iba absorto en su celular. ¡Ahí está un pokémon». Volteó hacia uno y otro lado, apuntando la cámara de su teléfono a ver si era cierto y continuó su recorrido.

Por otra parte, toda esta locura llega a México en un momento en que se necesita mantener distraida la mente de la población.

Un presidente pidiendo perdón por tantas pendejadas cometidas, el recrudecimiento de la guerra entre cárteles de la droga, el garrotazo fiscal que se está cocinando, la escalada inflacionaria, el alza a la luz…

¡Todo eso vale madres! ¡Hay que agarrar nuestro smartphone y lanzarnos a la calle a buscar pokémones.

¡Gracias, Nintendo, por tanta felicidad que nos das!
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: «El individuo que se asemeja al macho añoso de la especie Bos taurus, inclusive suele lamer el yugo que lo mantiene sujeto para obligarlo a arar el campo labrantío». (El que es buey, hasta la coyunda lame).

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