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AL VUELO-Guapa

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


Por Pegaso

Sentado en mi nubecilla viajera empecé a ojear las páginas electrónicas para conocer los últimos memes, top trendings o noticias virales, y así tener un tema qué compartir con mis escasos lectores.

Me llamó la atención una nota que leí en un periódico virtual donde un pobre taxista fue denunciado por una desalmada reportera por el sólo hecho de decirle “guapa”.

Lo que en un principio parece exagerado o desproporcionado, adquiere algo de sentido cuando la mujer, Tamara De Anda, explica sus motivos.

El taxista, que estaba más feo que Jo Jo Jorge Falcón y Polo Polo juntos, la miró muy gacho y luego se dirigió a ella con lascivia.

Sus ojos inyectados de sangre le causaron un pavor y se sintió indefensa ante un inminente asalto sexual, más o menos como La Chabela cuando le cuenta sus aventuras al padrecito.

Tras la aprobación de la ley de Cultura Cívica en la Ciudad de México, ha saltado a la luz pública el tema del acoso diario que las mujeres viven en las calles de la gran ciudad.

Las jóvenes de buen ver y mejor tocar se sienten vulnerables al llegar a un edificio en construcción porque inevitablemente un albañil se dirigirá a ellas con palabras de alto contenido sexual.

Esto fue documentado en un reportaje de El Universal, donde una mujer atractiva sale a la calle para ver la reacción de los caballeros y los no tan caballeros.

La mayoría de los varones seguía sus pasos con la mirada, centrándose en sus ebúrneas protuberancias, de acuerdo con las imágenes que grabó la cámara.

En la entrevista que se le hace, comenta lo siguiente: “Sí, te humillan totalmente. Yo creo que ellos no se imaginan el grado de ofensa que pueden causar hacia la persona. Lo hacen como de gracia, que igual la mujer lo ve como una tontería. Igual la mujer está acostumbrada a eso porque ocurre a diario”.

En México, ciudad donde hay protestas de todo y para todo, las feministas han salido a las calles en muchas ocasiones para rechazar el tipo de comportamiento machista del mexicano.

«Vestir sexy es mi gusto, no un permiso para tocar». «Basta de sexismo. No es no». «El metro es público, mi cuerpo no». «Desnudas o vestidas nosotros dirigimos nuestras vidas». «No somos objetos ni nalgas». «No importa cómo me vista, me tienes que respetar»-,son algunas de las pancartas que enarbolan.

Tamara De Anda se tomó muy en serio la lucha contra el acoso callejero, por eso mismo decidió que el tonito con que le habló el taxista era una prueba de acoso.

Primero lo enfrentó personalmente, pero como el chafirete se burló de ella, pidió el auxilio de una patrulla que iba pasando y se lo llevaron directamente a la jefatura para que respondiera por tan tremendo delito.

“Es que no es la palabra, es el tono lascivo en que lo dijo”,-fue la acusación.

En las redes sociales, en la página de Facebook de Tamara, hubo muchas opiniones ofensivas, donde no la bajaban de hipócrita, porque días antes un individuo ricachón le dijo que estaba guapa y en esa ocasión no lo denunció.

“Es que es el contexto”,-responde. Y recurre a la psicología: El hombre que ofende de esa manera a la mujer lo hace para demostrar superioridad y dominio.

Yo, como Pegaso feminista que soy, le doy la razón. Es muy probable que sea cierto, así que yo le diría a Tamara: “Mira, Tamara: Si tanto te molesta eso, ¡pues hazle lo mismo a los hombres! Así demostrarás que las mujeres son superiores”.

Porque no sólo ellos lanzan piropos subidos de tono, sino que también ellas tienen lo suyo, y para muestra varios botones:

-Con ese pajarito hasta yo canto.

-Hey, suegra, présteme el estropajo pa’ bañar a su hijo del ombligo para abajo.

-Hijo de apache…, ¡apachitoooo!

-¡Apachurrrrroooo!

-Si así está el conejo, ¿cómo estará la zanahoria?

Y así por el estilo.

Me imagino que Tamara, si el taxista fuera guapetón, alto, de ojo azul y pelo güero, en lugar de demandarlo se hubieran puesto rojas las mejillas, se voltearía tímidamente y soltaría una risita nerviosa, para después subirse precipitadamente en el coche de alquiler.

Hay un libro cuyo título es: Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus.

Ahí hace referencia a las diferencias biológicas de ambos sexos.

Por ejemplo, el hombre es muy visual y obedece a estímulos como la forma y el color, en tanto que la mujer está más orientada a los sentimientos, al romanticismo.

Un hombre difícilmente va a dejar de ver a una mujer hermosa y menos si se viste de manera sexi o provocativa.

En la época de las cavernas, el macho veía a una mujer suficientemente atractiva y se le iba encima, sin más ni más, pero la convivencia en sociedad y las leyes nos han obligado a reprimir ese instinto. Sin embargo, está en la naturaleza del hombre tratar de diseminar sus genes lo más posible.

Dicen que el hombre es más infiel que la mujer. Ahí está la explicación desde el punto de vista evolucionista.

Luego entonces, lo que motivó al taxista a decirle guapa a Tamara fue el instinto de macho, un instinto muy natural.

Va una joven de ebúrneas curvas por la banqueta y en sentido contrario viene un hombre con una muleta.

A unos metros de distancia, el sujeto le lanza un piropo: “¿Qué comen los pajaritos?

¡Masitaaaaa!”.

La chica le responde ofendida: “¡Cojo feo!”

Y él le responde: “¡Pues yo te enseño, mamacitaaaa!”

Dicen los estudios serios que cuando un hombre ve a una mujer, lo primero en lo que se fija es en sus pechos, su cadera y su trasero…, y al último en el rostro.

Por el contrario, la mujer busca primero la vista para conocer sus intenciones, luego los brazos y al final las nalgas, en ese orden, aunque hay sus excepciones.

Cuando una mujer ve a un hombre, lo que está buscando es una posible pareja sexual, y lo mismo aplica para el hombre.

Como en los tiempos de las cavernas, las féminas quieren a alguien que les proporcione estabilidad, que las defienda y que garantice una descendencia sana, por eso aquella frase de feo, fuerte y formal.

Por su parte, los hombres buscan mujeres con curvas rotundas para que sus hijos aseguren su alimentación y supervivencia.

Antes como ahora, los individuos poco atractivos, débiles o enfermos tienen menos posibilidad de procrear que sus congéneres más fornidos. La válvula de escape de muchos encuentran y que por lo menos en México es aceptado o tolerado públicamente es el piropo, ya sea suave, picante o francamente cachondo.

Cuando el emisor de dicho piropo está feo y la fémina guapa, entonces ésta se siente acosada, ofendida y amenazada, pero si el sujeto es guapo o rico, lo tomará en sentido contrario es decir, como un alago.

Tamara respondería en su página de Face: “Sí, Pegaso, pero resulta que los guapos no dicen esas majaderías”.

¡Pues no, porque ellos no necesitan hacerlo! ¡Solitas van y se les cuelgan!

En cambio, si una mujer fea va por la calle y nadie la pela, se sentirá traumada e infeliz.

Entonces, Tamara, no es el contexto, es que el taxista estaba más feo que pegarle a Dios. Y así, la solución para evitar que en la CDMX y en otras ciudades del país haya acoso verbal hacia las mujeres es que les mochen la lengua y les saquen los ojos a los hombres gordinflones, prietos, cachetones y nacos.

Otra sugerencia es que ellas se vistan como monjas carmelitas cuando salgan a la vía pública y así ya no habrá más miradas lascivas.

Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Es absolutamente necesario que perezcan los individuos poco agraciados”. (¡Que se mueran los feos!).

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(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)