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AL VUELO-Columnas

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


Por Pegaso
Ahora que andaba yo volando allá, por el rumbo de Periquitos para dar fe de la pavimentación de un tramo del boulevard Emiliano Zapata de ese centro de población rural, pude saludar personalmente a mi buen amigo Hugo Reyna, hijo de una de las figuras más destacadas del periodismo de Reynosa en la década de los setentas y ochentas, nada menos que Gilberto M. Reyna, autor de la columna «Días de Reynosa».

Y recordando a su padre, me hizo el comentario que había decidido continuar con la elaboración y publicación de dicha columna. Me dijo más o menos así: «Mira, Pegaso, hay que seguir con la tradición».

Y bueno, aparte de que se trata de un esfuerzo editorial más por parte de mi cuate Hugo, lo felicité sinceramente por su reciente ingreso al gremio.

«Ya cualquiera puede ser columnista»,-me dijo guiñándome el ojo.

Pero la verdad es que no cualquiera. Para hacer una columna diaria hay que obtener la información de primera mano, que sea verídica, actual y relevante.

Los mejores columnistas del Estado y del País obtienen su información de filtraciones oficiales, de documentos que muchas veces les hacen llegar los interesados en que se conozca una noticia o se difunda un hecho.

No se vale hacer una columna simplemente con boletines; además, una columna, por su propia naturaleza, debe incluir análisis profundos y comentarios certeros.

Y en esa materia era un maestro mi estimado y recordado Gilberto M. Reyna.

Cuando hacía mis pininos, allá, en el año de 1982, solíamos reunirnos en el café La Capilla, frente a la plaza principal (ya desaparecido); aparte de Gilberto también frecuentaba el mentidero mi padrino José Benjamín Tamez Chávez, quien escribía la columna «Proceso» en un periodiquito de su propiedad que se llamaba «El Heraldo de Reynosa».

Eran los tiempos en que se agarraban a columnazos el entonces respetado y odiado Víctor Zavala Rangel, con su «Dardo Político» y Ubaldo Ramos Barrera con su «Multicosas».

Me encantaba leer sus colaboraciones porque escribían cada insulto que harían sonrojar al propio Polo Polo.

Y por otra parte, en el periódico «La Tarde» el Gordo Elías hacía las delicias de la raza con sus columnas «Pájaros de Cuenta» y «Aquí, el que no cae resbala». ¿Quien no recuerda algunas de sus frases inmortales?: «Le quiso llegar a la caja de las galletas», «Se fueron de pic nic, él puso el pic y ella el nic», «Lo agarraron como a la india del agua mineral», y muchas otras joyas literarias más.

Digo, entonces, que el arte de hacer una columna en un medio de comunicación escrito requiere de mucho esfuerzo e imaginación.

Mi mejor deseo, entonces, para que Hugo Reyna no sólo iguale, sino que supere lo que hacía su señor padre, que hizo de la columna «Días de Reynosa» un referente para conocer el pulso de nuestra ciudad.

Va, pues, el dicho estilo Pegaso: «Es necesario que el instrumento triangular utilizado para separar un cuerpo en dos partes sea del mismo material a fin de que pueda penetrar lo suficiente para realizar el trabajo». (Para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo).

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