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Elecciones de la mediocridad

(Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa)


INDICADOR POLÍTICO

Por Carlos Ramírez

A la candidata del PRI a la gubernatura de Sonora le publicaron conversaciones que hablarían de tráfico de influencias y su partido se desgarró las vestiduras denunciando espionaje. A la aspirante del PAN a la delegación Miguel Hidalgo le probaron que no cumple con la ley y ella se regodea diciendo que la están haciendo más famosa. Y varios candidatos, sobre todo del PRD, hacen campaña con fotos pasadas por photoshop que los hacen irreconocibles en la realidad.
Estos casos de miles que existen llevan a dos conclusiones.

1.- La política en México se ha convertido en una carpa de circo –sin animales–, donde no importa si los aspirantes tienen ideas y propuestas políticas sino si son lo suficientemente conocidos en imagen como para jalar votos.

2.- Y lamentablemente esa clase política es la que llega a manejar la Cámara de Diputados por donde pasan las leyes que exigen calidad, conocimiento, educación, formación y sobre todo é-ti-ca.

Aunque queda, por lo demás, la certeza de que aún con personalidades de calidad el congreso ha funcionado en otros tiempos sin autonomía y como apéndice del ejecutivo y del gobierno federal y ahora de los grupos de interés, sin que haya habido voluntad de ejercer los mecanismos de división de poderes en los que un poder debe vigilar al otro y no servirlo.

La configuración del poder legislativo –elecciones de diputados cada tres años y de senadores cada seis– ha obedecido a reglas autoritarias del viejo régimen que siguen vigentes. Y sin una reforma a fondo en la calidad de los legisladores, los propios legisladores han hecho reformas legales para optar por la reelección de diputados hasta por cuatro periodos y de senadores hasta por dos. Más que la importancia de una carrera legislativa, lo que preocupa es que legisladores photoshop o políticos sin autonomía queden a cargo del poder legislativo en esta hora del colapso del viejo régimen priísta autoritario.

Peor aún: habrá legisladores federales y locales, jefes delegacionales y gobernadores que llegarían al poder por la vía del incumplimiento de las leyes electorales y agradecidos con una autoridad electoral –el Instituto Nacional Electoral– desorientada, frágil, sin autoridad y sobre todo producto de las negociaciones de la partidocracia que domina el sistema electoral.

Y lo grave es que al país le espera una larga jornada de reformas legales que hagan viable el salto cualitativo que requiere para romper con el dique de PIB promedio anual de 2.5% para alcanzar un promedio de 6%, pero la próxima cámara de diputados estará marcada por la mediocridad y, en el peor de los casos, por legisladores que subieron al rango sólo para obtener fuero y evadir la acción de la justicia en función de irregularidades anteriores.

La responsabilidad de la crisis del legislativo será de los partidos políticos y a ellos habrá que exigirle rendición de cuentas. Pero César Camacho (PRI), Gustavo Madero (PAN) y Jesús Zambrano (PRD) usaron su cargo dirigente de sus respectivos partidos sólo para hacerse de una chamba de legisladores, quizá para hacer en la Cámara lo que no hicieron desde sus partidos ante la exigencia de la transición en su fase de instauración democrática.

Se suponía que todas las reformas electorales ayudarían a construir un sistema político más funcional a la altura de la transición, pero resulta que la próxima legislatura será la más mediocre de mucho tiempo.

carlosramirezh@hotmail.com
@carlosramirezh

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