En el municipio de Altamira el 20 por ciento de los 10 mil obreros que existen, no pueden ser empleados en las industrias, pues tienen problemas de obesidad o enfermedades crónicas degenerativas que se desprenden de esta, o tienen un alto nivel de estrés.
El líder de la Federación Local de la Confederación de Trabajadores de México, Juan Garza, explicó que en los 62 sindicatos que existen en el municipio concentran a unos 10 mil trabajadores, de los cuales están empleados el 70 por ciento.
Indicó que son 2 mil trabajadores los que la CTM no ha podido colocar en las empresas de Altamira, pese al auge de trabajado con la expansión de las líneas de producción, debido a que no pasan los exámenes médicos que se les practican.
Antes de ingresar a una planta se pide que los trabajadores en primera instancia tomen una plática de seguridad, y después presenten un examen, los que pasen tendrán que ser valorados por el médico de la planta, quien tomara el peso del trabajador, y practicará exámenes de laboratorio.
En esta evaluación han resultado que 2 mil trabajadores de la CTM no están aptos para ingresar, pues exceden el peso recomendable para hacer trabajos pesados en grandes alturas, además de que presentan hipertensión arterial, colesterol o triglicéridos, que los ponen en riesgo de sufrir alguna afección, como un infarto, al realizar una larga jornada bajo el sol.
“El problema que tenemos para que nos contraten personal en las industrias, son los exámenes médicos, pues si bien las empresas no se portan muy exigentes si una persona tienen mucho sobrepeso no la contratan, por ejemplo si tienen los triglicéridos muy elevados o le presión arterial sin atención, pues es un peligro ya que les puede sobrevenir un infarto, en esas condiciones hay un 20 por ciento de los obreros”.
Dijo que en algunos casos los padecimientos pueden ser controlados, por ejemplo el médico les da un tratamiento para controlar los triglicéridos, y al cabo de un mes se les vuelve hacer el examen para ver si el problema se resolvió y entonces puedan ser contratados.
“Pero lo mismo ocurre si hay una falla en el oído, se les da un tratamiento y se les deja volver a intentarlo, porque las empresas quieren que los trabajadores estén sanos para evitar accidentes”.
Milenio
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